Saborea el mundo
manuelita otero
Hay ciertas ciudades que hacen que todo sea más especial. Nueva York es definitivamente una de ellas. Durante una visita que hice hace unas semanas disfruté muchísimo de su encanto porque decidí “vivirla” sin carreras. Sabía que los pocos días que tenía no serían suficientes para hacer todo lo que quería, entonces acepté esto antes de viajar y decidí sencillamente disfrutar sin tener que absorber todo, dejando así que las cosas fluyeran.
No tener casi nada planeado resultó ser el mejor plan porque al perderme caminando por las calles de Nueva York tuve la oportunidad de saborear la ciudad (me rehusé a utilizar un mapa y verme como turista). Y en esa “aventura”, una de las cosas que más disfruté fue la comida en cada esquina, comida deliciosa de todas partes del mundo. A medida que caminaba pasando los food trucks y los diferentes barrios, me deleité viendo cómo la comida de cada área cambiaba simplemente caminando un par de cuadras… Fue una experiencia inolvidable que me recordó lo mucho que me gusta la comida de diferentes regiones.
Estas largas caminatas definitivamente despertaron en mí algo que he querido hacer desde hace algún tiempo: aprender más sobre los platos típicos de cada región. La comida cuenta una historia y es tan gratificante comer algo y poder apreciar sus raíces y los motivos por los que ese plato es como es y además tomarse unos minutos para pensar que de pronto esa receta ha pasado de generación en generación manteniendo muchas tradiciones vivas. Quiero tomar tiempo para saborear un buen plato. Aquí les dejo algunas ideas de cómo pienso lograrlo:
- Cocinando recetas que estén fuera de mi zona de confort y utilizando ingredientes que de pronto no sean muy familiares para mi.
- Probando comidas diferentes, restaurantes diferentes, platos diferentes. En fin... probando cosas nuevas cada vez que pueda, comenzando con el país en donde vivo y aprendiendo sobre comidas de diferentes áreas.
- Enseñándoles a los chiquitos cercanos a mí a comer comidas diferentes desde pequeños. Ellos lo agradecerán en un futuro.
- Viendo programas de cocina que me inspiren.
- Sentándome con amigos y seres queridos a comer. De verdad sentándome a comer, sola o acompañada. Es decir, sin tanto afán, sin celular cerca, tratando sólo de concentrarme en saborear lo que estoy comiendo.
- Respetando los platos diferentes. Lo que para mi puede saber terrible, para alguien más puede ser especial y delicioso.
- Evitando los estereotipos... no toda la comida asiática es china, no toda la comida británica es mala y no toda la comida india es picante.
- Aprovechando mi amistad con personas de otros países para preguntarles sobre sus platos típicos y, por qué no, cocinando con ellos de vez en cuando.
- Y si voy a viajar, voy también a leer sobre la comida de mi destino para aprender un poco más sobre su cultura.
Definitivamente no podemos permitir que las carreras del día a día se interpongan en el arte de disfrutar una comida. Hoy en día hay acceso a tanta información que también hay muchas oportunidades para aprender sobre la historia detrás de los platos que tenemos en frente nuestro.
Si quieres saber qué comidas disfrutamos en Nueva York con mi hija Nikka, visita este link con un blog que ella escribió acerca de nuestra pequeña aventura gastronómica: http://www.myclosetetc.com/blog/2016/7/16/a-foodie-in-new-york
¿Estás lista para probar los sabores del mundo? ¡Disfruta el viaje!
Manuelita