contact us

Use the form on the right to contact us.

You can edit the text in this area, and change where the contact form on the right submits to, by entering edit mode using the modes on the bottom right.

         

123 Street Avenue, City Town, 99999

(123) 555-6789

email@address.com

 

You can set your address, phone number, email and site description in the settings tab.
Link to read me page with more information.

Darme mi lugar

¡A vivir con propiedad!

manuelita otero

En mi país, Colombia, bien sea por cultura, competencia, crianza o educación, existe una gran obsesión, tanto en hombres como en mujeres, por tener casa propia. Y si bien es cierto que comprar casa o apartamento puede ser un logro importante y puede ser parte de la meta de ir alcanzando sueños e ir capitalizando el trabajo, también es cierto que aquí las personas “pierden algo de valor y no se realizan del todo como personas si antes de los 30-35 años no tienen casa propia”.

Tener casa propia, y ojalá comprada con algo de esfuerzo, se volvió un estándar de vida para medir la felicidad de una persona. Para medir qué tan bien o qué tan mal te ha ido en la vida, qué tan buen(a) profesional eres y qué tan juicioso(a) y responsable has llegado a ser. Es triste, pero cierto.

Aquí, en mi patria querida, la casa propia –así sea empeñando hasta al gato y endeudándose hasta el punto de no poderse comer una hamburguesa tranquilamente- es la vara con la que se mide más del 60-70% del éxito de una persona (por no decir que en realidad es casi el 100%). Y esto lo puedo asegurar con la certeza que me dan más de 30 años consumiendo publicidad millonaria, y por lo visto exitosa, en la que la felicidad aparece en el momento de tener las llaves de una casa “propia”; y con la seguridad de llevar también más de 30 años teniendo y observando conversaciones al respecto con amigos, familiares y conocidos. Es así de simple: con casa propia, más de la mitad de tu felicidad ya está lista, ya está comprada. (Y desde ya pido disculpas por las enemil veces que pueda repetir la palabra “propia(o)” en este artículo, pero de eso se trata).

Vivimos en una sociedad en la que muchas, muchísimas veces, pasan a un segundo plano cosas como la felicidad que puedas sentir porque encontraste al amor de tu vida, o el sentirse realizado porque por fin te estás dedicando a la profesión u ocupación que de verdad te apasiona, o estar feliz porque pudiste llevar a tus papás, sin importar la edad, al viaje de sus sueños, o sentirte tranquilo porque encontraste algún camino espiritual o estilo de vida saludable que te da paz y esperanza. Todo esto, la verdad es que pierde peso ante los ojos de tus pares si todavía no tienes casa propia. Es como si siempre quedara un vacío en el aire que hay que llenar, y adivinen con qué: con “casa propia”. Es como si la felicidad no pudiera ser completa porque falta dar ese paso. No es en vano ni jugando cuando la gente aquí dice: “listo, ya puedo morir en paz… ya tengo casa, carro y beca”.

Y, ¿a qué voy con todo esto?… A que me aterra, sí, literalmente me aterra, que a muchas personas se nos puedan pasar los días y la vida entera sin disfrutar  realmente en el día a día el espacio en el que vivimos, nuestro presente, porque no es un “espacio propio”. Así que cansada, e incluso saturada, de la palabra “propia”, cuando de casa se trata,  me puse a pensar en realidad qué puede significar propia(o) si lo pienso con calma y desde otra perspectiva….

Propio también puede significar que un lugar tenga mi sello y mi estilo, que esté decorado con las cosas que me gustan, me motivan o que de alguna manera me hacen feliz. Propio puede ser ese espacio único en el que puedo descansar, divertirme, reunirme, soñar y hasta trabajar si así lo quiero. Ese espacio que es propio porque yo lo supe hacer propio, porque me gusta a tal punto que, a veces, no veo la hora de llegar a él. Es ese espacio al que le puedo sacar provecho para mi bienestar cada día, cada hora. Y eso sólo se logra cuando uno aprende a disfrutar lo que tiene en el momento en el que lo tiene, no cuando sólo sueña con lo que está por llegar.

Como bien lo dicen algunos expertos y profesionales que se han acercado al mundo de la meditación y de sus beneficios -entre ellos Ellen Langer, psicóloga de Harvard y autora de Mindfulness- “los seres humanos necesitamos vivir más en el momento. Vivir en el momento es un estado de atención activa, abierta e intencional en el presente en donde observamos más y juzgamos menos… En donde nos concentramos más en lo que nos rodea en el ahora que en nuestros pensamientos que van y vienen.”

Entonces, si llega la casa propia, buenísimo, pero si no llega también puedo concentrarme en disfrutar lo que tengo hoy y ahora; en poner mi espacio “propio” lindo y agradable para mí. Esto puede tomar un tiempo, pero ¿qué pasa si sencillamente decido gozarme el proceso de la decoración y la organización? ¿Qué pasa si me propongo obsesionarme menos con la casa propia a un cierto plazo y me concentro más en sacarle provecho a lo que me rodea en el lugar en el que vivo hoy? (Como dato curioso, los expertos del Mindfulness, también dicen que pasar unos pocos minutos todos los días enfocándonos activamente en vivir el momento reduce el riesgo de sufrir de ataques cardíacos).

Todo esto me hace acordar de un apartamento en arriendo en el que vivíamos hasta hace poco, y mi esposo me decía a cada rato “este lugar no lo termino de sentir mío”… y yo como que a las malas trataba de convencerlo de que sí se sintiera bien y cómodo allí porque ya llegaría el día en el que por fin pudiéramos comprar algo propio. Ahora entiendo- aún viviendo en arriendo, pero en otro apartamento al que sí le pusimos nuestro estilo- que no se trataba de eso (de comprar), sino de sacar el tiempo necesario para hacer las cosas nuestras en el presente y de evitar angustiarse por lo que queremos alcanzar en cualquier ámbito en el futuro.

(Y, vuelvo y aclaro, no es que esté en contra de comprar casa propia. Estoy en contra de no disfrutar el día a día con lo que hay a nuestro alrededor en este año, este mes, este día y a esta hora).

Por Ana

Que tu hogar cuente una historia, tu historia

manuelita otero

Nos acabamos de mover a un apartamento y decidimos utilizar nuestro sofá “elegante” y más cómodo en la sala donde pasamos más tiempo en familia pues es donde más lo disfrutamos. El sofá es beige y antes de movernos dijimos que no íbamos a llevar comida o bebidas cerca, pero esta regla no duró mucho. Yo fui la primera en quebrarla pues quería poder sentarme y tomarme mi café ahí y, por su parte, mis hijos querían ver televisión y comer snacks.

A veces pareciera que decoramos nuestra casa para nuestros invitados, pero olvidamos que debería ser también cómoda para quienes viven en ella. ¿Cuándo fue la última vez que tuviste una cena con velas, con tus cubiertos “costosos” y con los platos elegantes que solo utilizas para comidas especiales? ¿Qué tan a menudo te sientas en la sala a disfrutar una taza de té? ¿Si escuchas tu música favorita cuando cocinas o te relajas? ¿Por qué pareciera que decoramos nuestro hogar para los invitados en vez de disfrutarla diariamente nosotros mismos?

“Encuéntrate reconociendo lo que te da placer, lo que te hace sentir bien y te alegra.  El acto de separarnos de lo falso, pretencioso o de moda nos abre las puertas de par en par para revelar a la verdadera tú.” Alexandra Stoddard

Nuestro hogar es nuestro refugio, este debería reflejar quiénes somos y lo que disfrutamos.   ¿De qué sirve tener muebles costosos si constantemente estamos preocupados porque nuestros hijos, mascotas o invitados los puedan dañar? Queremos es que nuestra casa nos de paz mental, no que sea una fuente adicional de estrés.

Nuestra casa no tiene que ser grande o elegante, debe ser cómoda y reflejar lo que nos gusta. En nuestra casa debemos tener ciertos espacios en los que nos sintamos tan a gusto y podamos fácilmente sonreír. La diseñadora Joy Cho dice “Tu hogar es tu santuario, debe reflejar las emociones de las que te quieres rodear.” ¿De qué emociones te quieres rodear en tu casa?

Aquí hay unas ideas para disfrutar tu casa aún más:

- Comienza de nuevo: Organiza tu casa a fondo. Lo que no utilizas, no añade valor o simplemente está ocupando espacio sin necesidad, se debe ir. Nos sentimos mejor cada vez que regalamos cosas que no necesitamos y, además, hace que sea más fácil mantener nuestra casa limpia y organizada.

- Rodéate de cosas bellas: A menudo escuchamos que la belleza está en el ojo de quien la ve (Beauty is in the eye of the beholder). Todos apreciamos cosas diferentes y esas cosas son las que debemos disfrutar más a menudo y tener en nuestro hogar. A mí me gustan velas, flores, música, pinturas coloridas y cojines, y eso es lo que me gusta ver cuando camino por mi apartamento. Utiliza las cosas lindas que tienes, comparte tus colecciones utilizándolas o decorando con ellas.

- Disfruta lo que tienes: Come en la mesa utilizando tus platos “elegantes” cada vez que quieras, independientemente de que estés sola o con amigos y familiares. Busca tu lugar especial para relajarte y si no lo tienes, haz uno.  Si trabajas en tu casa, trata de hacerlo cerca de una ventana o de un lugar desde donde puedas tomar tiempo para observar y buscar inspiración. ¿Tienes una chimenea, tina, jacuzzi, sauna, piscina o gimnasio? ¡Utilízalos! Recuerda aprovechar lo que está afuera también. Un balcón, un patio, un jardín o un parque cercano se pueden convertir en una extensión de tu casa.

Mantente explorando para encontrar lo que te gusta hacer y maneras para disfrutar aún más de tu casa.  Recuerda que es tu lugar especial.  Deja que tu casa cuente una historia… tu historia  

Por Manuelita 

Darme Mi Lugar

manuelita otero

Toma un tour alrededor de tu hogar.  Entra a cada habitación y visita los lugares donde pasas más tiempo. Puede ser un área donde compartes tiempo con tus hijos, el jardín, el estudio o la cocina. Después de observar estos espacios en tu hogar, regálate un par de minutos para pensar  ¿Hay un área que consideres solo tuyo? ¿Un lugar escondido donde trabajas, piensas o simplemente te relajas?

A medida que me preparaba para escribir sobre este tema, tomé mi recomendación y lentamente caminé por toda mi casa. Definitivamente hay un poco de mí en cada habitación y me siento feliz en mi hogar, pero me di cuenta  que no hay un lugar que considere solo para mí, donde pueda trabajar, recargar mis baterías o, sencillamente, pasar un rato a solas. Usualmente, trabajo en la mesa del comedor que está llena de montañas de libros y proyectos a los cuales les dedicaré tiempo algún día. Y como siempre tengo varias ideas al mismo tiempo y estoy trabajando en varias cosas a la vez,  podrás imaginar mi desorden. 

Mientras más pensaba en lo que debería escribir, más resuelta estaba en poner en práctica mis ideas; así que decidí crear ¡mi propio espacio! Inmediatamente tomé la decisión, hice lo que siempre hago cuando tengo una idea, fui corriendo a la biblioteca. (Sí, soy chapada a la antigua y me encantan el papel, los libros, los cuadernos, las notas, ¿qué más puedo decir?) 

Una vez llegué a la biblioteca conseguí todos los libros de decoración y diseño que pude cargar, pero pronto me di cuenta que para crear mi lugar especial estos libros no iban a ser la respuesta. Lo que, realmente, iba a necesitar era tiempo a solas en silencio para definir de qué quería rodearme. Necesitaba contestar preguntas como... ¿Qué me llena? ¿Qué tipo de espacios, objetos y luz me hace feliz? ¿Qué ayuda a que mi creatividad fluya? 

Sin embargo,  la visita a la biblioteca no fue totalmente en vano porque encontré un libro llamado A Room of Her Own (Una habitación para ella) de Chris Madden. Este libro está lleno de fotos preciosas de los lugares especiales de varias mujeres. Los espacios son tan diferentes como las mujeres que pasan su tiempo en ellos y eso es precisamente lo que me encanta: La variedad, la originalidad y la huella personal que cada una le da a su lugar. 

Mi lugar especial tiene que ser un reflejo de quién soy. La gente puede que vea un montón de recortes de revistas pegados por todas partes, fotos, libros y papeles en diferentes montañas, pero yo veo proyectos acercándose a su realización... mis sueños en construcción. 

Como si necesitara más incentivo, en el libro Finding Flow (encontrando fluidez) de Mihay Csikszentmihaly leí que la mayoría de las mujeres se sienten mejor en el baño -lejos de obligaciones- y en la cocina -donde se sienten en control-y me dije, “¿Qué? ¿En serio?” Si tal vez estoy en la tina relajándome, de acuerdo con el baño, pero no lo creo si solo estoy escondiéndome y buscando un minuto de silencio.  Y, ¿en la cocina? Me gusta preparar alimentos para mi familia, pero, créanme, puedo pensar en muchos otros lugares en donde me gustaría pasar mi tiempo libre. Ese fue el último empujón que yo necesitaba para empacar “mi oficina” y moverme a mi nueva área creativa. 

Pero, ¿por donde comenzar?

  • Consigue tu lugar: Mira alrededor cuando estés en tu casa y, cuando veas un lugar que podrías hacer tuyo, ¡Tómalo! No tiene que ser grande o elegante. Podría ser un sofá especial, o una esquina, o una habitación pequeña en el ático, o un closet grande el cual puedas convertir en una mini oficina. Lo importante es que sea  tuyo, y ojalá que esté lejos de distracciones. Piensa en lo que sueñas hacer en este lugar… ¿Quieres crear? ¿Inspirarte? o ¿Relajarte y, sencillamente, disfrutar el silencio?
  • ¡Conócete! : Toma tiempo para conocerte. ¿Qué sueñas poder hacer? ¿Qué te gusta mucho? A mí me gustan diferentes diseños, los colores brillantes, las velas, las flores y las fotos. on eso planeo rodearme en mi nuevo lugar especial. Consigue los colores adecuados según lo que quieres. ¿Te inspira el azul del cielo? ¿Te relajan los colores pastel de la playa? o, ¿Prefieres colores vivos que te energicen? 
  • A trabajar: En mi mente mi lugar se ve igual de lindo a los que vi en el libro, pero en realidad ahora se ve como una mezcla de muchas cosas y todo parece estar fuera de lugar. Igual de desordenado a mi oficina del comedor, pero eso no importa. Comienza con pasos pequeños, no gastes en exceso y no olvides tomar fotos para ver el contraste de antes y después ¿No te encantan esos cambios dramáticos que vemos en las revistas? ¡Ahora vas a crear el tuyo! Para hacer el reto aún más interesante decidí que no voy a comprar nada nuevo, no solo para ahorrar dinero sino también para reutilizar, redescubrir y reinventar. Entonces… ¡Crea tu propio reto! 

Como mujeres, pasamos la mayor parte de nuestro tiempo resolviendo problemas en el hogar y en el trabajo. Algunas veces limpiando, manejando, apoyando a nuestra familia y haciendo mil cosas más. Por eso, supongo, que no queremos que nuestra energía, sabiduría y paz se acaben; así que necesitamos un lugar donde podamos renovar nuestra energía, una zona sin estrés donde podamos despertar nuestra creatividad. 

Sé que necesito ser paciente y entender que crear mi lugar especial va a tomar tiempo, pero no importa qué tan desordenado se encuentre en este momento porque cuando entro a mi nueva oficina me siento feliz sabiendo que es mi espacio.

Por Manuelita