Todo empieza con una decisión
manuelita otero
¿Alguna vez has esperado en la fila de un almacén cuando la cajera es nueva o has manejado detrás de alguien que está aprendiendo a conducir? ¿Recuerdas tu primer día en el trabajo o en clase? Es difícil comenzar algo nuevo. Estás emocionada y a la vez nerviosa e incluso hasta un poco incómoda porque no sabes mucho acerca de lo que estás haciendo por primera vez.
Lo mismo podría suceder cuando comienzas a seguir a Jesús. Puede que te sientas abrumada por cosas que no entiendes y aunque las personas a tu alrededor sean muy especiales y te animen, te da pena molestarlas con tus preguntas. De pronto te pones demasiada presión y para evitar verte “ignorante” o “desagradecida” decides quedarte callada y no compartir con nadie lo que estás sintiendo. Una relación con Jesús puede parecer complicada, pero ¡no lo es!
Dios nos ama exactamente donde estamos. Él no está esperando que lleguemos a cierto nivel de conocimiento o comportamiento antes de acercarnos a Él. Por alguna razón, a veces pensamos que para merecer ser cristianos debemos haber completado ciertos pasos, haber leído la Biblia completa por lo menos una vez y poder recitar versículos de ella.
Nuestro caminar con Dios es un viaje único que comienza con una decisión. La decisión es clara y personal: ¿Aceptas a Jesucristo como tu Salvador? Solo tú puedes decidir y si la respuesta es “sí”, entonces Dios guiará tu camino según Su plan y te dará lo que necesites para el viaje. Él pondrá en tu vida a las personas que necesites y Él celebrará cada victoria contigo. Nada es demasiado pequeño, porque cada paso hacia Él merece celebración. Esta no es una carrera contra tus amigos o contra las personas que parecen ser muy espirituales porque saben mucho, esta es una relación entre tú y Dios y mientras más tiempo pases con Él, más lo conocerás. “El Espíritu y la novia dice: ‘¡Ven!’ El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.” (Apocalipsis 22:17)
En la Biblia a menudo leemos ejemplos relacionados con procesos. Jesús a menudo hablaba sobre la siembra y la cosecha, “…El que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta el ciento por uno.” (Mateo 13:23) También leemos sobre cómo el pueblo de Dios a menudo viajaba de un lugar a otro y en todo momento Dios estaba con ellos: “De día, el Señor iba al frente de ellos en una columna de nube para indicarles el camino; de noche, los alumbraba con una columna de fuego. De ese modo podían viajar de día y de noche.” (Éxodo 13:21)
Si estás tomando tus primeros pasos en este maravilloso viaje con Dios, estoy feliz por ti, y me gustaría compartir algunas de las cosas que me han ayudado en mi camino:
Haz del tiempo con Dios tu prioridad: Sé que necesito pasar tiempo con Dios inmediatamente me levanto, pero para ser honesta, por alguna razón para mí es difícil quedarme quieta y separar tiempo con Él, por eso sé que debo hacerlo a propósito porque el enemigo utilizará todo tipo de tácticas para evitar que pasemos tiempo con Dios. Hazlo un hábito, notarás la diferencia. Pasar tiempo con Dios es la mejor forma de comenzar tu día.
Registra tu viaje: Deja huella de tu viaje con Dios para que a menudo te devuelvas y leas o veas la fidelidad de Dios en tu vida y lo alabes por todo lo que Él ha hecho. Leer, ver fotos o revisar otro tipo de recuerdos sobre la forma en que Dios se ha manifestado en el pasado te dará fuerzas cuando estés pasando por dificultades y te recordará que nada es imposible para Él. Nuestro viaje es tan emocionante que necesitamos documentarlo y compartirlo. Escribe los pensamientos que recibes mientras pasas tiempo con Dios en silencio, versículos de la Biblia, lo que sientes y las historias que Dios está escribiendo en tu vida para que luego las puedas compartir con otros.
No te compares: Este es un viaje único, así que no encontraremos dos historias repetidas. Cuando estés alrededor de personas que pueden rápidamente recitar versículos de la Biblia, que saben mucho o que oran de forma espectacular, no te sientas mal, nadie te está juzgando si tú no haces lo mismo, lo que realmente importa es dónde está tu corazón.
Pídele a Dios un mentor: Cuando le hablas a Dios, Él escucha. Es maravilloso tener a tu lado a alguien escogido por Dios para compartir el viaje. Pídele a Dios que te envíe a alguien que te ayude, te guie y con quien puedas compartir los momentos difíciles, pero también los felices; alguien con quien puedas compartir tu amor por Dios.
Puede que hayamos escuchado que la vida es un viaje y no un destino y sí debemos disfrutar el tiempo que Dios nos ha dado aquí en la tierra y lograr nuestra misión, pero no podemos perder de vista nuestro destino final: una eternidad en la presencia de Dios.
Así que ánimo, toma ese primer paso y ten la seguridad de que personas que ni siquiera conoces están orando por ti y celebrando cada etapa de tu viaje.
Por Manuelita