Viajando liviano
manuelita otero
Cada vez que regresamos de un viaje -por corto que sea- siento el deseo de limpiar mi casa y regalar cosas. Puede que suene raro, pero creo que después de estar un tiempo alejada de mis cosas, me doy cuenta que tengo más de lo que necesito.
Hace poco nos movimos a un apartamento y fue maravilloso quedarnos solo con las cosas que agregan valor a nuestra vida y regalar lo demás. Se siente bien simplificar la vida.
A veces, sin darnos cuenta, nos vamos llenando y llenando de cosas. Muchas de ellas innecesarias. La publicidad nos bombardea con el mensaje de que comprar más y acumular cosas nos dará más oportunidades y nos hará más felices, y la verdad es que muchas veces caemos en esa trampa sin importar cuánto tengamos. Las cosas materiales no son malas, lo malo es cuando ponemos demasiada importancia en ellas y olvidamos lo que realmente importa en la vida.
Muchos han comparado la vida con un viaje, la pregunta que me hago entonces es: “¿Cómo podemos viajar liviano?”
- Elimina peso innecesario: El primer paso para viajar liviano es deshacernos de cosas que nos están pesando… recuerdos, sentimientos, pensamientos, entre otras tantas. Puede sonar obvio, pero a veces no es tan fácil como parece porque algunas de esas cosas las hemos estado cargando por tanto tiempo que no nos damos cuenta. Puede que pensemos que son parte nuestra y, por lo tanto, no las podemos dejar ir o ni siquiera pensamos que sean el verdadero problema. Sentimientos pesados y dañinos usualmente se esconden y salen cuando menos los esperamos. Crean cosas que pensamos son parte de nuestra personalidad o sentimientos que no podemos controlar, pero creo que sí podemos y debemos. “…Abandonen también todo esto: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador.” (Colosenses 3:8-10)
- Sé práctico: ¿No te parece maravilloso lo práctico que es Jesús? Mientras estuvo en la tierra, le gustaba utilizar lo que tenía a la mano para hacer cosas increíbles. Él convirtió agua en vino durante un matrimonio (Juan 2:1-11). Alimentó a más de 5,000 personas con sólo cinco panes y dos peces (Mateo 14:17-20), e hizo barro mezclando su saliva con tierra para darle la vista a un ciego (Juan 9:6). Estos son tan solo unos ejemplos en los cuales Jesús nos estaba tratando de enseñar que para hacer cosas grandes no necesitamos mucho, sólo necesitamos a Dios porque nosotros no hacemos que las cosas sucedan. Él lo hace. Lo que tenemos: nuestras cosas, nuestro dinero, nuestras conexiones, nuestra educación y nuestros talentos no tienen valor sin Dios. Puede que hagamos cosas grandes, pero ¿tendrán el impacto que Dios había planeado? ¿Dejarán un legado? ¿Cambiarán vidas y tocarán almas? Dios nos guía, nosotros obedecemos y Él hace que las cosas sucedan.
- Lleva lo que necesites: Muchas veces simplemente no sabemos lo que necesitaremos en el viaje, entonces llevamos más de la cuenta lo cual nos distrae y nos demora, pero si vamos primero a Dios, Él nos dice exactamente qué llevar y qué no llevar: “Habiendo reunido a los doce, Jesús les dio poder y autoridad…’no lleven nada para el camino: ni bastón, ni bolsa, ni pan, ni dinero, ni dos mudas de ropa´” (Lucas 9:1-3) Dios quiere que confiemos en Él y que estemos seguros de que Él nos dará exactamente lo que necesitamos y, además, lo hará de forma increíble. A Dios le gusta deleitarnos y sorprendernos. Él utiliza situaciones “imposibles” para mostrarnos Su amor y Su poder y para fortalecer nuestra fe.
Nuestras cosas no tienen poder, nuestro Dios sí. “Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos.” (1 Timothy 6:7)