La alegria de dar
manuelita otero
Imagínate por un momento que estás sentado en el pasto al lado de mucha gente escuchando las enseñanzas de Jesús, tratando de entender el significado de las historias que está contando. Imagina lo que pensarías al escucharlo decir: “…Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen” (Mateo 5:44) o “Si alguien te pega en una mejilla, vuélvele también la otra.” (Lucas 6:29) Palabras como estas eran un difícil desafío para las personas en ese tiempo y podríamos decir que aun hoy nos retan pues son lo completamente opuesto a lo que estamos acostumbrados a escuchar y a lo que consideramos “justo” o “correcto”.
Otra enseñanza que se nos dificulta está relacionada con el concepto de dar. Dios lo sabía y por esta razón no solo nos dijo que debemos dar sino que además nos reta a que lo hagamos y veamos los resultados: “Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto – dice el Señor Todopoderoso-, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.” (Malaquías 3:10) Dios nos ha dicho lo que sucederá cuando compartamos lo que tenemos, pero aun así somos necios y se nos dificulta dar. ¿Por qué es tan difícil dar?
¿Alguna vez has escuchado una misma enseñanza de diferentes fuentes y al mismo tiempo? Es como si Dios no quisiera que perdiéramos lo que nos quiere decir. En estas semanas Dios ha puesto en mi corazón el hecho de que siempre estamos sacrificando algo, pero a veces no nos damos cuenta.
En nuestra iglesia el otro día un nadador competitivo contó que muchas veces no se quería levantar temprano para entrenar, pero que si dormía así fuera sólo un poco más sacrificaría sus sueños, entonces cada mañana él escogía sacrificar su deseo de seguir durmiendo a cambio de levantarse y entrenar. Siempre estamos tomando decisiones acerca de cómo utilizamos nuestros recursos, ya sea dinero, tiempo o talento. En algunos casos lo que escogemos tiene un impacto eterno. En otros, nuestras decisiones nos hacen sentir bien por un rato y hasta ahí llega su beneficio. Dar no es tan fácil, pero tiene mucha importancia y puede impactar positivamente la vida de alguien.
Mientras más damos, más fácil es hacerlo, al punto que se puede convertir en un hábito. Y una vez escuchas los llamados del Espíritu Santo mostrándote a quién bendecir pareciera que obtienes más oportunidades para hacerlo. Somos canales, no recipientes y las bendiciones de Dios deben fluir por medio nuestro en vez de quedarse estancadas. Dar no es solo una oportunidad, una gran alegría, un honor y una responsabilidad; también es algo que se nos devuelve. “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes.” (Lucas 6:38) Cuando damos recibimos más de lo que podemos imaginar. Mientras más damos, más se llenan nuestras vidas.
Es necesario que veamos la acción de dar como una oportunidad. Damos porque Dios nos ha dado y porque lo que compartimos puede cambiar vidas ahora.
Imagínate nuevamente que mientras escuchas a Jesús hablar, Él se queda mirándote fijamente y te recuerda que no importa si das mucho o poco, lo importante es tu buena actitud al dar. ¿Estás listo para aceptar Su reto?
Por Manuelita