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Que buen silencio

Alguien te necesita

manuelita otero

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A veces la vida se siente un poco más pesada de lo normal. Las batallas parecen ser más difíciles y nos sentimos agobiados por todo. La vida es bella, un regalo maravilloso que debemos cuidar y valorar, pero no siempre es fácil hacerlo. Las últimas noticias sobre el suicidio de dos personajes muy conocidos es sólo la punta del iceberg de un problema que resulta demasiado real para muchas personas alrededor del mundo. Personas que conocemos, personas a quienes nunca hemos visto, personas que parecen tenerlo todo y otras que han perdido mucho. Desde jóvenes hasta mayores de edad -pasando por toda clase de caminos de vida- el riesgo de suicidio desafortunadamente está ahí.

Veo esta epidemia y mi corazón sufre. Me pregunto una y otra vez: ¿por qué? Y pienso si hay algo que yo pueda hacer realmente. Me pregunto si alguien sentado a mi lado está sintiendo ese vacío que quiere arrebatarle toda esperanza y que yo, ocupada en mi día a día, puede que ni me de cuenta y, por lo tanto, no haga nada. 
A veces los problemas parecen tan grandes que nos hacen pensar que las soluciones están fuera de nuestro alcance. Otras veces pensamos que cualquier cosa que hacemos es demasiado pequeña como para hacer una diferencia positiva. Puede que mi círculo de amigos y conocidos sea muy pequeño, pero aún así ¿cómo puedo ayudar? La verdad es que todo lo que hago es importante y si estoy dispuesta a caminar en fe y enfocarme en lo que sí puedo hacer en donde estoy y con quienes están a mi lado, seguro me sorprenderé.

Buscando dirección, paz y respuestas, corro a Dios con mi corazón al revés -sabiendo que no puedo ayudar a todo el mundo- pero que tal vez sí puedo ayudar a alguien, al menos. También corro a él siendo realista y siendo consciente de que debo estar pendiente de mis propios sentimientos para no dejar que la tristeza consuma demasiado de mi tiempo y energía.

¿Qué hacer entonces cuando crees o notas que la tristeza extrema ronda por tu vida y por la de personas a tu alrededor?

-Haz algo (lo que puedas):
“...y uno de ustedes le dice: «Adiós, que tengas un buen día; abrígate mucho y aliméntate bien», pero no le da ni alimento ni ropa. ¿Para qué le sirve? Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil. (Santiago 2:16-17) Me gusta la realidad de este versículo. Muchas veces decimos palabras que animan, pero no hacemos nada ¿De qué sirve esto? Si podemos, hagamos algo. Puede ser tan simple como un texto, una llamada, una nota para dejarle saber a alguien que lo estamos pensando. Las personas escuchan cuando saben que hay alguien pendiente y eso lo notan con acciones. Las palabras amables son buenas, pero las acciones son las que de verdad cambian vidas. ¿Qué puedes hacer hoy por alguien? (Eso te incluye a ti misma). No se trata de solucionar los problemas de los demás, se trata de estar a su lado mientras ellos mismos los solucionan.

-Comunidad: 
¿No te parece interesante que a medida de que aparecen más y más oportunidades de conectarnos gracias a la tecnología, también aparecen más y más personas que se sienten solas? La comunidad es algo maravilloso que hemos dado por sentado. Todos necesitamos a esa persona que podemos llamar a cualquier hora para que nos ayude cuando pasamos por un momento difícil. Alguien que nos escuche sin juzgarnos y que no le cuente a todo el mundo nuestros problemas. Pero también necesitamos ser esa persona para alguien, porque este viaje es largo y duro, aunque también puede ser maravilloso cuando se cuenta con la compañía adecuada. “Como el hierro se afila con hierro, así un amigo se afila con su amigo” (Proverbios 27:17)

- Conoce a tu enemigo: 
El conocimiento es poder y cuando sabemos contra qué estamos peleando tenemos ganada la mitad de la batalla. Siendo realistas acerca de lo que estamos sufriendo y ayudándoles a otros a entender por lo que están pasando, tenemos la clave para poder definir las estrategias, y así poder enfrentar lo que sea. Todos estamos en una batalla en este momento, siempre estamos lidiando con algo. La gran diferencia es que hay personas que han aprendido a identificar contra qué es su batalla, entonces saben cuándo están siendo atacadas y lo pueden controlar mejor. Mira con honestidad tus asuntos. Mientras más honesta seas, mejor preparada estarás. “Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes”. Efesios 6:12-13

La vida en la tierra no es perfecta, pero podemos encontrar paz cuando compartimos tiempo con Dios y descansamos en Él. Hay mucho que no entendemos (y lo más probable es que no lo entenderemos mientras estemos aquí), pero no todo tiene que tener sentido. Realmente no necesitamos respuesta a todas nuestras preguntas. Sólo necesitamos paz durante la tormenta. “Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo”. (Juan 16:33)
 
Tú y yo podemos hacer mucho más de lo que imaginamos, podemos ayudarnos mutuamente a navegar por la vida, nos podemos abrazar fuertemente cuando las olas se pongan fuertes y celebrar juntas la belleza del mar calmado.

 Manuelita