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A trabajar se dijo

¡Focus!

manuelita otero

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Amo las cenas familiares. Disfruto el tiempo que pasamos juntos, el ruido, las conversaciones que se dan al mismo tiempo, las carcajadas y el baile espontáneo. Mis hijos y yo somos hiperactivos y ruidosos. Siempre lo hemos sido. Así es como funcionamos. Sé que nuestra capacidad de atención es corta y nuestra energía mucha y, honestamente, no lo quisiera de otra manera.

Sin embargo, por mucho que disfrute andar por todas partes, teniendo muchos pensamientos a la vez y teniendo lluvias de ideas en los momentos menos esperados, una cosa con la que realmente “lucho” es cuando, todo esto que está pasando por mi cabeza, afecta mi productividad porque si hay algo que amo es hacer las cosas, terminarlas y poder poner ese chulo de “listo” en mis listas de cosas por hacer e ir tras la siguiente tarea. Esto es gozo total para mí. Entonces encontrar ese balance entre abrazar quién soy, el hecho de que hay demasiadas ideas y pensamientos en mi mente y poder terminar las cosas, es una batalla diaria en mi vida; pero, como en cualquier batalla, conocer a tu enemigo, estar preparado y tener estrategias claras puede llevarte lejos.

Hay muchos estudios que demuestran que nuestros periodos de atención o nuestra capacidad para concentrarnos está disminuyendo. Esto no es nuevo. Lo vemos y lo vivimos a diario. Pero no por qué algo esté ocurriendo de manera generalizada o sea común, tenemos que aceptarlo y vivir con ello. Mejorar nuestro foco, nuestra capacidad de atención, empieza con una decisión. Para algunos de nosotros puede ser más difícil que para otros, pero aún así hay mucho que podemos hacer, en vez de simplemente decir “no me puedo concentrar”.  

Dejemos que algunas ideas fluyan:

Por supuesto, lo primero en mi lista es... “Una lista de cosas por hacer”: Las listas son ayudas maravillosas para las personas que tienen muchas cosas por hacer, para quienes piensan en cosas por hacer mientras hacen otras cosas y para aquellas que quieren sentir que terminaron algo.

Evita el pavor: Es esa sensación horrible que aparece cuando tienes que hacer algo que no quieres y, en vez de hacerlo, lo pospones y sigues sintiéndote muy mal. Entre más nos demoremos en hacer esas cosas que no queremos hacer, más difícil va a ser tener la actitud correcta para lograrlo. La actitud, sin duda, es el primer paso para el éxito.

Parte los proyectos grandes en pequeñas tareas manejables y prémiate: Todos hemos escuchado esto alguna vez porque funciona. Muchas veces perdemos la poca atención que tenemos pensando en la gran complejidad de un trabajo o un proyecto, pero cuando divides un “proyecto difícil” en “tareas posibles”, todo cambia. Y se pone mejor cuando añades “recompensas”, lo que en mi caso significa que puedo organizar un estante de suministros escolares después de terminar algo realmente desafiante. Organizar me hace feliz.

Camina, conduce o simplemente muévete: Muchas veces la respuesta viene cuando menos la esperas y la concentración llega sin siquiera intentarlo. Yo me enfoco cuando camino y cuando manejo. He encontrado que cuando hago esto, puedo elegir entre dejar que mi mente divague o concentrarme en un problema específico que necesito resolver.

Trabaja al lado de alguien: Algunas personas encuentran que son más productivas cuando trabajan cerca a otras personas.

Si te sirve, habla en voz alta: Me siento mal si la gente tiene que trabajar en mi oficina porque me hablo todo el día. Es agotador, pero funciona para mí y nunca tengo un momento aburrido.

Saca tiempo para enfocarte también en lo que te apasiona: Separa tiempo para concentrarte y profundizar en las cosas que tú amas, en las cosas que te apasionan y que te hacen feliz.

Aprender a concentrarse es en parte una decisión. Por ejemplo, dejar de lado las distracciones que pueden ser controladas es algo que podemos empezar a hacer ahora mismo y definitivamente mejoraremos nuestra capacidad de atención. La clave es conocerte. Algunas personas pueden trabajar con ruido, música y otras distracciones. Otras prefieren un espacio tranquilo y silencioso. Algunas personas prefieren sentarse en el piso, otras en sofás o en cafés.

Define cómo te concentras mejor, descubre qué funciona para ti. Conviértete en una experta en ti misma y observa la diferencia. Elie Venezky, autor de Hack Your Brain dice que “la atención es un músculo que se puede construir”. No somos víctimas de nuestros genes o de lo que nos rodea. Podemos hacer más de lo que probablemente estamos haciendo ahora para fortalecer nuestra habilidad de enfocarnos, terminar nuestra tareas y por qué no disfrutar del proceso.

Manuelita