Solo pídele
manuelita otero
El otro día estaba hablando con la mamá de uno de los amigos de mi hijo y le dije lo linda que me parecía la bolsa en donde estaba llevando sus libros. Una semana después me regaló una igual. No ofrezco cumplidos esperando a que me den cosas, pero creo que muchos sí halagamos lo que nos agrada y valoramos.
¿Qué tal si le diéramos más cumplidos a Dios por su creación? ¿Qué tal si le dijéramos lo precioso que se ve el cielo temprano en la mañana o la alegría que nos da ver la luna brillar en la noche? ¿Qué tal si al leer su Palabra le dijéramos lo mucho que apreciamos las cualidades de las personas mencionadas allí? De pronto Dios nos daría aún más oportunidades para fortalecer o alcanzar esos rasgos. Él es el Dios del “más que suficiente”, el Dios de la abundancia, de pronto Él sólo quiere que le pidamos.
En la parábola del hijo pródigo un hombre tenía dos hijos, el menor le pidió su parte de la herencia, se fue de la casa y gastó todo el dinero que había recibido. Cuando se le acabó y comenzó a pasar hambre, decidió regresar a su padre para pedir perdón y rogarle que lo dejara trabajar como jornalero. Cuando el padre lo vio venir a lo lejos se llenó de alegría y mandó a preparar una fiesta de bienvenida. Todo el mundo estaba muy feliz, menos el hermano mayor que le dijo a su padre: “…¡Fíjate cuántos años te he servido sin desobedecer jamás tus órdenes, y ni un cabrito me has dado para celebrar una fiesta con mis amigos!... Hijo mío – le dijo su padre -, tú siempre estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo.” (Lucas 15:29; 31) Me pregunto si a veces actuamos como el hermano mayor. Dios ya nos ha ofrecido todo, pero estamos tan enfocados en hacer cosas para tratar de “ganar” su amor que no nos damos cuenta de la bendición que ya tenemos o de pronto solo estamos notando lo que nos falta. ¿Qué tal si no estamos recibiendo todo lo que Dios ha preparado para nosotros porque somos tercos, impacientes o demasiado orgullosos para pedírselo?
Me pregunto por qué no le pedimos a Dios cosas grandes, no solo cosas materiales, también bendiciones, milagros, revelación, en fin... su favor y su gracia constante para que nuestra vida lo honre. ¿Si creemos que Dios es grande, por qué a veces nuestras oraciones son tan pequeñas? Me imagino que hay muchas razones, pero solo escribiré sobre unas cuantas que yo, personalmente, he vivido:
-No molestar: Recuerdo un tiempo en el que le pedía a Dios tan poco, ¡mis oraciones daban pena! Pensé que estaba molestando a Dios, que pedir demasiado era inapropiado y que orar por mí misma era egoísta. Era como si creyera que Dios tiene un aviso que dice “no molestar”. Ahora oro sobre todo y por todo. Durante el día entero Dios me escucha, y lo maravilloso es que ¡quiere escucharme!
-Él ya sabe: De pronto piensas que Dios ya sabe todo lo que necesitas, entonces ¿por qué se lo tienes que pedir? Piensa en personas cercanas: tú sabes que te quieren, pero ¿sonríes cada vez que te lo dicen, cierto? A Dios le gusta escucharnos y mostrarnos su amor de muchas formas.
-No soy digno: ¿Cómo puedo pedirle a Dios todo lo que necesito después de lo que he hecho? Sí, todos somos pecadores y sí, no somos dignos, pero Jesús pagó el precio así que una vez aceptamos el regalo de la salvación que Jesús nos ofrece no miramos atrás pues somos nuevos y así es como Dios nos ve.
-No es gran cosa: Nuestra vida muchas veces parece estar llena de cosas “pequeñas” que nos roban paz, tiempo y alegría; y van creciendo hasta que se convierten en problemas graves. Necesitamos ser proactivos y pedirle a Dios su ayuda para lidiar con estas cosas aparentemente insignificantes.
Dios quiere que apreciemos todo lo que Él nos ha dado; quiere ser lo primero en nuestra vida y quiere tener una relación muy especial con nosotros. Él quiere que le pidamos porque Él quiere darnos. “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre”. (Mateo 7:7-8)
Manuelita @manuelitaotero
"Sólo pídele" es un capítulo, un abre bocas, de Blessed. Un libro fresco, cercano, cotidiano que nos ayuda a entender que nuestra relación con Dios no tiene que ser complicada ni lejana pues Él puede estar en nuestro día a día llenando nuestra vida de grande detalles y regalándonos una nueva perspectiva. Blessed